Yo quería ir a esa entrega de premios, mi compañera de piso reía cuando comencé a arreglarme. Cuando llegamos a la fiesta y vimos un photocall a la entrada me preguntó cómo me iba a colar.
Gente trajeada esperaba para hacerse la foto y pasar. Paró un coche y bajó un hombre abrochándose la chaqueta. Estaba muy bien.
¿No irás a...? Me soltó alucinando. Eso es exactamente lo que estoy pensando, contesté. Fui hacía él sonriente.
_ Te acompaño al photocall._ Me devolvió la sonrisa. Posamos del brazo. Ya dentro le solté diciendo:
_ Espero que lo pases bien.
_ Bueno, si nos aburrimos nos colamos en otra fiesta, ¿no?
Colarse en lo prohibido da un morbo añadido a cualquier actividad.
ResponderEliminarLa idea es de cojones pero nada estúpida.
¿Te cobro en especies el favor?
Vamos, ¿se coló en algún sitio?
¿quién hizo el favor a quién?
ResponderEliminarLa verdad es que no nos aburrimos.
El, porque sabía en todo momento que te colabas y tu no lo supiste hasta estar dentro.
EliminarNo aburrirse abarca multitud de posibilidades.
¡Qué bueno!
ResponderEliminarNunca se me hubiera ocurrido, la monda...
ResponderEliminarGracias por tu visita; me quedo en tu sitio, es muy interesante.
Un beso