Él tiene su vida, y yo tengo algo parecido a una vida.
Divergen.
Exponencialmente a mis ganas de verle, nuestros pasos tienen la mala costumbre de chocarse.
Y entonces siempre pierdo mi sombra y tengo que pedir prestada la suya, para sentirme bajo cobijo.
Porqué sin sombra no dejas huella, y a mi me gusta marcar mi caminar. Aunque sea a través de su piel.
La luna sale y se pone. De nuevo le pierdo el rastro.
Un lapso nada más. Lapso de vida, de sueños, de debilidad...
Un lapso y todo volvía a la normalidad habitual.
A mirar, bajo la luz, mi silueta y sólo ver mis pies.
Algo parecido a una vida. Esto da para siglos de letras.
ResponderEliminarSí, siglos de letras y 110 palabras por tema en este blog, cierto.
ResponderEliminarLindo blog... te sigo!
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