5 de marzo de 2012

Confuso.

Despúes de meses de colegueo se dan cuenta de que hay algo detrás de mis sonrisas que no alcanzan a comprender. Ahí es cuando, normalmente, preguntan.

Pero las historias confusas como la nuestra, se cuentan desde el principio o no se cuentan.

Así es como practico esta forma de contar las cosas sin llegar a decir nada, para que crean que entienden algo que, a duras penas, tú y yo comprendemos.

Ni sabrán de ti, ni comprenderán qué somos, ni entenderán qué hacemos.

Algunas noches necesito contarme a mi misma nuestras horas. No olvidar que hubo un principio, que aún queda un por qué y que, tal vez, hallaremos cómo.


2 comentarios:

  1. Contar el principio es fundamental para entender las historias.

    Casi nunca valen las versiones abreviadas, no cuando se quiere entender.

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  2. Que todas las enciclopedias empiecen por el principio no significa que una historia deba empezar por él. Es más, es posible que no tenga principio, que no nos acordemos del principio, que debamos olvidar el principio o que al principio nos de vergüenza recordar el principio.
    El principio es, en algunos casos, sólo una letra mayúscula más grande y gótica que el resto...

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