31 de enero de 2012

Lapso


Él tiene su vida, y yo tengo algo parecido a una vida.

Divergen.

Exponencialmente a mis ganas de verle, nuestros pasos tienen la mala costumbre de chocarse.

Y entonces siempre pierdo mi sombra y tengo que pedir prestada la suya, para sentirme bajo cobijo.

Porqué sin sombra no dejas huella, y a mi me gusta marcar mi caminar. Aunque sea a través de su piel.

La luna sale y se pone. De nuevo le pierdo el rastro.

Un lapso nada más. Lapso de vida, de sueños, de debilidad...

Un lapso y todo volvía a la normalidad habitual.

A mirar, bajo la luz, mi silueta y sólo ver mis pies.




3 comentarios: