31 de octubre de 2010

Repaso.

Hubo tormentas que dejaron surcos tan hondos
que el tiempo no podrá ya borrarlos de mi.
Llegaron besos, inoportunamente (aunque deseados)
que lograron aclarar mi equivocada visión.
Pasaron los tiempos en los que necesité la valentía
que nunca antes tuve para adentrarme en ti.
Necesité un instante, segundos a penas, para saber
pasado el miedo, que te soñé mil veces.
Tal vez la esperanza volvió, brillante,
para alumbrar estos viejos y hondos surcos.
Nadie puede saber aún si la esperanza caerá,
y yo no quiero imaginar la huella que haría en mi,
yo sólo quiero que recorras mis tierras horadadas
todos y cada uno de tus días venideros, mi bien.


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